Domingo, 5 de Mayo de 2024

Libros: El verdadero "espíritu del rugby"

Se presenta el libro "Ganar un metro en la vida" de Gustavo Vella. Una crónica extraordinaria de un equipo inolvidable surgido entre médanos.

11-10-2015


Por Sergio Varela

Hay en la historia varios equipos legendarios del rugby argentino. El primero es el Pucará R.C. que en 1952 venció al seleccionado de Irlanda en el estadio de GEBA por 11 a 6. Luego volvió a repetir la hazaña al empatar 3-3 en la revancha. Después vinieron Los Pumas de 1965, así bautizados por su escudo con un yaguareté (palabra imposible de pronunciar para los anfitriones de su gira a Sudáfrica) y por la garra con la que vencieron a los Junior Springbocks.

Más acá en el tiempo, quedó en la leyenda por su juego bonito inimitable, casi como unos lujosos y deslumbrantes "Harlem Globbertrotters" del rugby, el seven de La Plata R.C. campeón de ese torneo de 1973 (que también quedó en la historia por sus 18 jugadores desaparecidos por la última dictadura militar). Legendario también fue el Aborigen R.C., integrado por jugadores de etnias originarias, que venció a Los Pumitas en un partido de preparación para el campeonato juvenil sudamericano.

Ganar un metro en la vida es un libro imprescindible, más allá del rugby, con la detallada y conmovedora crónica de otro equipo de leyenda. Gustavo Vella, su autor, era el hooker suplente de aquel combinado colegial, lo cual favorece su observación de la historia desde un costado y dentro de la cancha.

En los meses más fríos de 1979, un grupo de adolescentes se encuentra a diario en la Escuela Técnica Nro 1 de la localidad balnearia de Santa Teresita. En las inclementes caminatas desde la parada del ómnibus hasta el edificio van juntando ramitas, maderas, y todo elemento con el que puedan encender una fogata antes de entrar a clase, para desentumecerse del impiadoso viento helado y húmedo de los inviernos marinos.

Vella describe las adversidades cotidianas de su familia, una familia trabajadora donde había privaciones, y un escenario de lucha y sacrificio. También cuenta la historia de un grupo de pibes que compartían la esperanza, la curiosidad y las ganas de mejorar sus vidas.
Cuando un profesor del colegio les habla del rugby, enseguida un entusiasmo contagioso se apodera de ellos. No se trataba de un simple pasatiempo para quitarse un lánguido aburrimiento de niños ricos con tristeza. El rugby, para estos muchachos, era un factor de cohesión social y una utopía que les daba un sentido de pertenencia y de progreso.

Vella cuenta cómo ese equipo de jóvenes que comenzaban a conocer los rudimentos y reglas del juego a los 15 o 16 años ?por lo general, los equipos colegiales reclutan sus primeros jugadores a los 9 o 10 años- practicaba con una pelota de fútbol semi desinflada hasta que por fin pudieron comprar su primera "ovalada", entrenando en la playa en pleno invierno, corriendo sobre la arena húmeda como "cancha".

Los partidos amistosos de bautismo ?en una cancha de fútbol, con los arcos "adaptados"- frente a un equipo similar de una escuela técnica nocturna de Buenos Aires quedaron reflejados en la prensa local como un acontecimiento histórico. Todo eso cuenta Vella en su libro con extraordinaria habilidad de cronista, involucrando el lector, incluyéndolo en la épica. Pero lo mejor está por venir.

El libro cita, décadas más tarde, palabra por palabra, las arengas del profesor entrenador, de un grado de motivación que harían quedar al Cholo Simeone y al Loco Bielsa como "pechos fríos". Y relata la epopeya de aquel equipo que con un mes de entrenamiento y dos amistosos como toda experiencia, se inscribe en el Campeonato Intercolegial a disputarse en el elitista colegio Cardenal Newman. Las ventas de tortas y rifas para poder comprar un juego de camisetas, el viaje a Buenos Aires, la inédita sensación de confort que percibe el autor al alojarse en un hotel gremial, la organización de la participación, diagramando los itinerarios para llegar en colectivos de línea hasta el lugar del torneo, con la experiencia de ser parte como toda ambición deportiva inicial, son el prólogo de aquella epopeya.

Después, para sorpresa de propios y ajenos, aquel equipo logra la alquimia de convertir lo peor en lo mejor. Aquellas adversidades se transforman en su fortaleza frente a equipos de muchachos de posición social más holgada; el frío de la Costa, la arena húmeda de la playa, las fogatas antes de entrar a clase, hacen de estos muchachos inexpertos en las sutilezas técnicas un grupo difícil de doblegar.

Como los equipos legendarios nombrados al principio, el más débil logra imponerse al más fuerte. Con estrategias heterodoxas, aquel seven de la Escuela Técnica de Santa Teresita llega a la final y se consagra Subcampeón del torneo.

Más allá del nada desdeñable resultado deportivo, Gustavo Vella ?en su primera experiencia como escritor, replicando en lo individual aquella hazaña colectiva- logra contar la historia con la misma destreza de un experto autor de crónicas de la revista Anfibia. Porque lo que transmite es la metamorfosis espiritual que vivieron esos adolescentes durante aquel año. "Ganar un metro en la vida" era la propuesta del profesor entrenador al alentarlos a incursionar en este juego hasta hace poco ignoto para ellos. Compartir y competir con otros jóvenes de su edad, descubrir un reservorio de fuerzas físicas y existenciales se convierte en un aprendizaje que los guiará durante toda la vida (al punto en que el autor llega a escribir este libro conmovedor y de placentera lectura). La frase, "causalmente", coincide con la de un monje irlandés citado al final del relato.

Debe haber un gran error en que en nuestro país este deporte se haya instalado socialmente como entretenimiento de elites. Un juego que nació del desafío del menos favorecido hacia el privilegiado. En 1823, William Webb Ellis, un discípulo de la humilde Escuela Pública de la ciudad de Rugby, indignado por la abultada goleada que otro equipo de fútbol de una opulenta escuela privada le estaba propinando a su equipo, tomó en un gesto de bronca la pelota con las manos y comenzó a correr con ella rumbo al arco rival, para al menos marcar un gol ilegal pero simbólico, mientras los rivales procuraban agarrarlo o derribarlo en su corrida. Así nació el rugby, y así lo vivió este equipo que integró Gustavo Vella en 1979, y cuyos gestos de dignidad y entusiasmo (era muy "subversivo" en aquel año que un equipo de muchachos del interior de condición humilde se impusiera ante los colegios más tradicionales de la Zona Norte porteña) le hacen honor en las páginas apasionadas y apasionantes de este libro que también será legendario, como documento y como "escritura bien jugada".

El libro se presentará en la Unión de Rugby de Buenos Aires, URBA, Pacheco de Melo 2120, CABA, el próximo 16 de Octubre.


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